Las construcciones pétreas de la ciudadela de Machu Picchu son afectadas por seis tipos de líquenes, que han desarrollado una gran resistencia al cambio climático, reveló hoy la Dirección Regional de Cultura (DRC) de Cusco.
Según un estudio científico desarrollado por especialistas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, la DRC y la Universidad Nacional de San Antonio Abad de Cusco, los referidos líquenes están integrados por más de 45 micro y macroorganismos.
La bióloga del parque arqueológico de Machu Picchu, Gladys Huallparimachi, explicó que los líquenes (asociación de hongos con algas) fueron detectados por microscopía electrónica de barrido entre noviembre de 2010 y julio pasado.
Los líquenes se incrustan y fracturan la primera capa de las piedras, las disgregan para penetrar en ellas y colonizarlas internamente.
Señaló que los microorganismos identificados como foliosos, fruticulosos, leprosos, crustosos, gelatinosos y escamosos han desarrollado una "excepcional" resistencia al cambio climático.
"Estos líquenes son conocidos como especies aprovechadoras de la porosidad de la piedra granito y generan su alteración mecánica y química", detalló.
“Los líquenes generan un impacto negativo en la calidad visual y paisajística, y esto podría agravarse si no hay un control oportuno", dijo al indicar que la biodegradación es provocada por factores externos como la lluvia, el viento, la humedad, y la presencia humana.
El ingeniero geólogo Carlos Cano, por su parte, señaló que estos líquenes se percibieron hace 30 años, pero se hicieron más nocivos en los últimos años, lo cual se refleja en la coloración grisácea de las piedras.
En una visita guiada por la ciudadela incaica, se verificó que los andenes occidentales registran mayor cantidad de líquenes; no obstante, también están presentes en la Casa del Guardián, el Templo de las Tres Ventanas, el Intiwatana y el recinto de los espejos de agua.
David Ugarte Vega-Centeno, titular de la DRC Cusco, manifestó que se ha puesto en marcha las primeras acciones de control que ayudarán a establecer las estrategias de tratamiento o control más adecuadas que impidan la degradación superficial de las piedras.
"Buscaremos todo el apoyo necesario de instituciones nacionales e internacionales para controlar estos líquenes. Es prioridad de nuestra gestión preservar y conservar Machu Picchu", afirmó.
Por lo pronto se sabe que la mitigación de los daños se puede lograr con una mezcla de agua con tallos de plantas silvestres como el bambú y el pispita.
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