sábado, 11 de junio de 2011

Se debe recuperar al Perú como centro de irradiación cultural, afirma vocero de Unesco

  • Por Guido Canchari (ANDINA). "La cultura no es solo una forma de expresión humana, sino también un factor de desarrollo", comenta Edgar Montiel, funcionario peruano de la Unesco, organismo donde se desempeñó por varios años como jefe de Políticas Culturales.
    ¿Asociar a la cultura con el desarrollo mediante sus industrias exige políticas públicas que fomenten ese vínculo?–Sí, y de una visión integral. Hablamos de una gran política pública que vincule la cultura con el desarrollo, porque las industrias culturales generan empleos, ingresos, refuerzan la autoestima del país.

    ¿Un ejemplo?–Los artesanos. Están dotados con gran creatividad. Si masificamos su actividad en la joyería, como en México e Italia, tendríamos toda una industria que sería un nuevo boom. Necesitamos una política pública que apoye a estos creadores y contribuya a diversificar actividades revalorando las riquezas culturales.

    ¿Lo logrado en gastronomía se repetirá en otras áreas?–Así como somos buenos para la gastronomía, lo somos para la literatura y otras facetas. En la literatura, Vargas Llosa ha logrado el Nobel, una distinción que es también para toda la tradición literaria. Se pueden hacer grandes exposiciones, por ejemplo.

    Y recuperar al Perú como centro de irradiación cultural...–Sí, como lo fue en el pasado para todo el continente, y creo que hay mucho que hacer. Y eso es parte de la agenda: hacer de la cultura un recurso estratégico.

    ¿Qué impacto puede tener esto en la cohesión social y la "gobernanza" democrática?–Significativo porque la cultura es un factor imprescindible de cohesión social, un factor de buen gobierno, pues implica el respeto a la diversidad de sus manifestaciones, convirtiéndose en un factor de diálogo, de equidad y de paz social. Y puede contribuir a crear un marco institucional favorable a la lucha contra toda forma de discriminación por razones étnicas, religiosas, identidad sexual o de género.

    ¿Qué países de la región trabajan este nexo?–Varios, entre ellos Costa Rica, que ha desarrollado las potencialidades de su turismo, cultura y sus recursos naturales, dándole valor agregado a la producción de café. México ha trabajado mucho la industria de la joyería, con un epicentro en Taxco. Brasil exporta mucha industria cultural, especialmente la de la música. Y las Confiep de Brasil están atentas para darles una viabilidad.

    ¿Cómo observa el rol del sector privado?–Puede estar más atento a las potencialidades de nuestra cultura. Hay que estimular esa participación. Se necesita una política de estímulo e información. Para fomentar al sector privado se puede alentar la creación de fundaciones y adoptar beneficios tributarios que permitan el mecenazgo.

    En su libro El poder de la cultura destaca el rol de esta en las relaciones internacionales.–Se habla de la cultura como poder a favor de la paz, como ingrediente de la capacidad de comunicación y persuasión que posee un país, y que puede ser análoga, aunque más sutil, a la influencia del poderío militar o económico. Es un poder intangible, versátil, que privilegia la persuasión y la inteligencia emocional. Como dice Joseph Nye, es un soft power. 

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