Una investigación realizada por prestigiosos científicos peruanos y extranjeros reveló hoy que el Perú es, junto con México, la cuna mundial del maíz, pero nuestro país tiene la ventaja de contar con más variedades silvestres de este importante alimento.
En conferencia de prensa, Alexander Grobman, profesor emérito de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM) detalló que esta comprobación fue el resultado de excavaciones hechas entre los años 2007 y 2011 en los sitios arqueológicos de Paredones y Huaca Prieta (departamento de La Libertad, en la costa norte peruana).
Explicó que en ambos lugares se encontraron 293 muestras de microfósiles (entre mazorcas, tusas o corontas, trozos de tallo, pancas u hojas y granos) que fueron sometidas a pruebas de datación por radiocarbono.
El resultado de las pruebas de laboratorio en quince de esas muestras reveló una antigüedad que fluctúa entre seis mil 504 y seis mil 775 años antes del presente, superando incluso al maíz encontrado en la zona de Guilá Naquitz (Estado mexicano de Oaxaca) que alcanzó los seis mil 300 años.
“Antes se pensaba que México era el lugar donde se originó el maíz, pero con este estudio podemos afirmar ahora que en el Perú también había este cultivo con similar antigüedad”, dijo.
Grobman subrayó que estos estudios determinaron que, a diferencia del único tipo de maíz silvestre descubierto en México, en el Perú se hallaron tres tipos o razas conocidas como Proto Confite Morocho, Confite Chavinense y Proto Kculli, consideradas precursoras de las más de 50 tipos existentes en la actualidad en nuestro país.
“Estas variedades son genéticamente puras, a diferencia del maíz mexicano que procede de un cultivo precursor llamado teosinte”, puntualizó Grobman.
Precisó que estas variedades silvestres de maíz peruano se caracterizan por ser un grano reventador (tipo pop corn) y fueron primero domesticadas para después desarrollar nuevas especies con el avanzado conocimiento agrícola que desarrollaron las diversas culturas peruanas.
El investigador señaló que estos tipos de maíz tienen como característica su color púrpura, lo que indica la alta concentración de antocianina, sustancia antioxidante muy importante para evitar el deterioro de las células y que combate el cáncer.
“La presencia de antocianina en estos tipos de maíz nos indica que este cultivo habría migrado desde las zonas altoandinas, donde es común encontrar especies con ese pigmento natural”, anotó.
Agregó que si se profundizan las investigaciones sobre restos de maíz en zonas como la Cueva Rosamachay (Ayacucho), podría llegar a determinarse una antigüedad mayor de este alimento y con ello el Perú podría superar a México como el primer país donde surgió este cultivo en el planeta.
“El Perú no debe ser reconocido solo por la papa, cultivo sin duda oriundo y milenario e importante en la alimentación. También debe reconocérsele como cuna del maíz, con la ventaja frente a México de tener mayor variedad de tipos de este cultivo”, remarcó.
Recordó que la Universidad Agraria La Molina cuenta con un banco de germoplasma donde se conservan a bajas temperaturas más de tres mil semillas de diversos tipos de maíz, a fin de preservar esta valiosa biodiversidad para el futuro.
Grobman resaltó además que el maíz es el principal cultivo del Perú, dado que se siembran cada año unas 500 mil hectáreas, cantidad que duplica a la producción de papa.
Sin embargo, dijo que el reto es mejorar el rendimiento del maíz –que actualmente llega a 12 toneladas por hectárea- para llegar a 18 o 20 toneladas y satisfacer la demanda.
“Para incrementar la productividad hay que emplear biotecnología, como han hecho otros países y ello requiere el concurso de las autoridades y las universidades como centros de investigación”, acotó.
Refirió que actualmente el mayor productor mundial de maíz es Estados Unidos, seguido de China; y en Latinoamérica Brasil encabeza la producción, seguido de Argentina, Colombia y Perú.
Grobman, de origen rumano pero que vivió gran parte de su vida en el Perú, es egresado de la Universidad Agraria La Molina y tiene estudios de postgrado en genética, biología molecular e investigación agrícola en universidades prestigiosas como Harvard y Hawai (Estados Unidos).
Desde hace más de 40 años estudia el maíz y para esta investigación contó con la valiosa colaboración de los arqueólogos Duccio Bonavía, miembro de la Academia Nacional de Historia del Perú; y Tom Dillehay, docente e investigador de la Universidad de Vanderbilt en Memphis, Estado de Tennessee (EEUU).
Contribuyeron también a este importante hallazgo científico Dolores Piperno e Irene Holst, investigadoras expertas en arqueología y botánica del Smithsonian Museum (Washington) y del Smithsonian Tropical Research Institute (Panamá), respectivamente.
Asimismo, participó José Iriarte, investigador y especialista en paleontología y botánica de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido.
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