EL CHARANGO, tanto en la imaginación popular como en la visión musicológica surgió gracias al impulso creador de un genio anónimo. Resultado de un largo proceso de apropiación y transformación de diversos instrumentos de cuerda en el mundo andino, los cuales fueron amoldados paulatinamente, generación tras generación hasta convertirse, recién a mediados del Siglo XX, en el instrumento tal como lo conocemos hoy.
Como producto de un proceso múltiple es también un instrumento diversificado. Tanto en su confección como en su interpretación, está condicionado por tradiciones locales, es así que se han impuesto diversos estilos en manos de históricos maestros, como Armando Allende, Roberto Teves y Jaime Guardia de Ayacucho; Félix Paniagua y Catacora de Puno; Julio Benavente y el Qorilazo Pancho Gómez Negrón del Cusco; Ángel Muñoz, Oswaldo Lima y Nicanor Abarca de Arequipa. Bolivia es también cuna de depurados estilos y ha visto nacer a virtutosos como Mauro Núñez y Ernesto Cavour.
Echado a rodar por el mundo ha cautivado a muchos músicos e investigadores y actualmente no es extraño encontrarlo en salas de concierto de las grandes ciudades europeas. Actualmente, el Charango ha incursionado en géneros tan diferentes como el Jazz, el Rock y la Música académica, habiéndose estrenado obras sinfónicas para este instrumento en Inglaterra, Francia, Alemania y Argentina. Compositores nacionales como Celso Garrido Lecca y Federico Tarazona vienen trabajando y difundiendo obras con este instrumento que demuestra que no tiene limitación técnica alguna.
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